sábado, 19 de febrero de 2011

MARIA AUXILIADORA DE MACAS, 1925

En el centro, Sor María Troncatti
 Una regia caravana la conformaban: Mons. Domingo Comín, la Inspectora Sor Carolina Mioletti, Sor María Troncatti, hoy Sierva de Dios, Sor Dominga Barale, italianas y Sor Carlota Nieto, azuaya; Don Augusto Zúñiga, guía y unos cuantos acompañantes; los padres Albino del Curto, el padre Crespi debieron sortear muchos peligros y dificultades como la ocurrida con Juank, jefe de una tribu.

Los peregrinos se quedaron en Méndez diez días, curándose y haciendo el bien. Asomó Juank con toda su tribu, armados hasta los dientes con lanzas, palos y bodoqueras, quienes sin mayores cumplimientos entraron donde estaban los misioneros y misioneras y dirigiéndose a Monseñor lo conminaron: Tú curando mi hija, tú pasando, tú bala quitando, nosotros ayudando. Tú no curando, nosotros a todos muerte dando. Y allí se obrá el milagro de Sor María Troncatti. Con una navajita, un poco de tintura de yodo y una oración a la Virgen, introdujo el “bisturí” e hizo saltar la bala a unos cuantos metros. Todo fue un griterío y enseguida_ “ellos pasando a Macas... nosotros ayudando mucho”. El primero de diciembre de 1925 salieron de Méndez con dirección a Macas.

Les faltaban cinco duros días por la selva, los shuaras iban adelante y ellos atrás por caminos difíciles y escarpados; a cierto punto la madre Carolina no pudo continuar por lo que le ataron a la cintura con bejucos y así la iban halando cuesta arriba.

Al despuntar la aurora del 5 de diciembre, se levantaron con ánimo, iba a ser el día de la última pesadilla, caminaban cansados pero con el corazón alborozado, a la cabeza del grupo iba la virgen que la traían desde Cuenca. Alrededor del medio día llegaron a la confluencia del Río Upano con el Jurumbaino. En la otra orilla esperaban los macabeos. Presidía la comitiva Don Dionisio Rivadeneira acompañado por el padre Director de la Misión Don Salvatore Duroni y la maestra excepcional, Srta. Mercedes Navarrete, en cuyo honor la Escuela Salesiana de Sucúa lleva su nombre.

Don Dionisio dio su discurso, Juanita Noguera recitó, fueron obsequiados con refrescos y sin número de demostraciones de complacencia. Llegar a macas representó para las misioneras un desafío, el salto a un espacio totalmente desconocido y difícil. Desde el segundo día del arribo, las misioneras se insertaron en la realidad concreta y fueron dando respuestas sencillas llenas de SIGNIFICATIVIDAD: La escuela, el internado, la casa cuna, el catecismo, el taller, el botiquín, la consultoría... buscan intérpretes., aprenden el idioma shuar, visitan las familias, fundan centros de catequesis a los que llamaron “Misión Don Bosco”, “Misión Río Grande”, Misión del Upano”.

Sor Maria optó por las visitas a las familias, el miedo había desaparecido. Sor Carlotita se dedicó a la asistencia del incipiente internado y Sor Dominga iba delineando el perfil d la escuela salesiana, la que hoy es la UNIDAD EDUCATIVA MARIA AUXILIADORA de Macas.
Colaboración de sor Alba Jimbo, EX-Rectora y animadora de la UESMA

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